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Al cabo de un buen rato oyó la voz de un hombre que le hablaba al perro.
— ¿Por qué ladras? ¿Qué pasa? — decía la voz. El perro dejó de ladrar.
— ¡Socorro, socorro! — gritó Tomasito.
La silueta de un hombre apareció al borde del hoyo.
El hombre ayudó al niño a salir de allí. Era un hombre alto. Tenia la piel de
color negro oscuro. Sobre la cabeza llevaba algo que parecía una enorme corona
de color blanco, que brillaba a la luz de la luna. Le cubría el cuerpo un hermoso
manto de color rosa. El hombre se quitó el manto y con él envolvió a Tomasito,
que le miraba maravillado, con la boca abierta.
— No tengas miedo, guapo — le dijo con una voz extraña, de una persona
que viene de un país lejano —. Sólo quiero ayudarte. Mira, traigo unos regalos.
Tomasito le miraba feliz. Sintió un agradable calor, como si estuviera en un
mundo irreal. El hombre negro sacó comida de una gran cesta y comieron unos
dulces.
Al cabo de un rato se levantaron. El hombre le cogió de la mano y
acompanó al niño hacia la casa de sus padres.
— Mira — le dijo cuando llegaron —, allí al fondo tienes tu casa. Corre,
ve. Tus padres te están esperando.
Se despidieron. Tomasito entró en su casa y le contó a su padre lo que había
ocurrido. Al final le dijo:
— ¿Lo ves, papá, cómo los Reyes existen? Yo mismo he estado con
Baltasar, el rey negro.
— Es verdad, hijo. Yo he sido un estúpido por no haber creído en los
Reyes, ¡claro que existen!
1. Cesta que se regala en Navidad, con botellas de licor, dulces, frutas y
otros alimentos.
2. En España, los tres Reyes Magos (Melchor, Gaspar y Baltasar) llevan
regalos a los niños la noche del 5 de enero.
Al cabo de un buen rato oyó la voz de un hombre que le hablaba al perro. — ¿Por qué ladras? ¿Qué pasa? — decía la voz. El perro dejó de ladrar. — ¡Socorro, socorro! — gritó Tomasito. La silueta de un hombre apareció al borde del hoyo. El hombre ayudó al niño a salir de allí. Era un hombre alto. Tenia la piel de color negro oscuro. Sobre la cabeza llevaba algo que parecía una enorme corona de color blanco, que brillaba a la luz de la luna. Le cubría el cuerpo un hermoso manto de color rosa. El hombre se quitó el manto y con él envolvió a Tomasito, que le miraba maravillado, con la boca abierta. — No tengas miedo, guapo — le dijo con una voz extraña, de una persona que viene de un país lejano —. Sólo quiero ayudarte. Mira, traigo unos regalos. Tomasito le miraba feliz. Sintió un agradable calor, como si estuviera en un mundo irreal. El hombre negro sacó comida de una gran cesta y comieron unos dulces. Al cabo de un rato se levantaron. El hombre le cogió de la mano y acompanó al niño hacia la casa de sus padres. — Mira — le dijo cuando llegaron —, allí al fondo tienes tu casa. Corre, ve. Tus padres te están esperando. Se despidieron. Tomasito entró en su casa y le contó a su padre lo que había ocurrido. Al final le dijo: — ¿Lo ves, papá, cómo los Reyes existen? Yo mismo he estado con Baltasar, el rey negro. — Es verdad, hijo. Yo he sido un estúpido por no haber creído en los Reyes, ¡claro que existen! 1. Cesta que se regala en Navidad, con botellas de licor, dulces, frutas y otros alimentos. 2. En España, los tres Reyes Magos (Melchor, Gaspar y Baltasar) llevan regalos a los niños la noche del 5 de enero. 67
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