Problemas ecologicos y proteccion del medio ambiente. Крючкова В.В. - 6 стр.

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– exposición del problema;
– posibles consecuencias a corto y largo plazo;
– alternativa y posibles soluciones;
– justificación de éstas.
4. Problemas ambientales
Se afirma que no hay vida que no produzca basura, y no lo dudamos. Sin
embargo, eso no significa que la vida obligatoriamente se reduzca a basura.
Hasta hace poco no se ha tomado conciencia de la gravedad del problema.
Pero el exceso de basura puede acarrear desastres ecológicos y dañar
notablemente el equilibrio natural. Algunas zonas en las afueras de la capital se
han convertido ya en monstruosos basureros que contaminan el agua y el aire y
ponen en peligro la vida de sus habitantes.
De acuerdo con los datos oficiales, el setenta por ciento de la basura no se
recicla, lo que puede tener consecuencias horribles. Si la situación sigue igual,
dentro de tres años se duplicará el volumen de basura sin reciclar, lo que
provocará una verdadera invasión de parásitos y aumentará el riesgo de
enfermedades como la malaria. En las ciudades, la basura siempre ha supuesto
un problema, debido a la alta densidad de población que la genera y a su
frecuente vertido en las calles. Con el crecimiento de la ciudad ha crecido
también la necesidad de un buen sistema de recogida y tratamiento de basuras,
aunque los gastos repercutan directamente en los ciudadanos. Y es que no nos
damos cuenta de que el ruido nocturno de los camiones que recogen la basura se
ha hecho parte de nuestra realidad. Ni tampoco notamos que, por falta de
contenedores, la gente tiende a tirar desperdicios al suelo. Poco a poco calles
sucias y avenidas que apestan a gasolina han pasado a formar parte de nuestra
imagen de cualquier capital moderna. Al mismo tiempo, si aumentamos el
número de contenedores de basura, empeorará visiblemente el aspecto de la
ciudad. ¿Solución? Diseñarlos de manera que encajen con el entorno, evitando
formas grotescas y colores demasiado chillones.
Por otra parte, algunos países han calculado que la construcción de varios
centros de reutilización de basura reduciría significativamente tanto los gastos
de recogida como los de eliminación de la misma. Lo que frena ese proyecto es
que las grandes empresas están más interesadas en deshacerse de la basura que
en reciclarla. Y, aun cuando esos centros existen, los ciudadanos se resisten a
colaborar. A pesar de la propaganda ecológica, a muchos les resulta pesado
aprender a separar el papel del vidrio... Por lo visto, en una sociedad preocupada
por el creciente desempleo y lo cara que está la vivienda, no se considera
oportuno tratar seriamente el tema. Mientras tanto, la basura sigue invadiendo
las calles (El País, abril de 2001).
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   –   exposición del problema;
   –   posibles consecuencias a corto y largo plazo;
   –   alternativa y posibles soluciones;
   –   justificación de éstas.


4. Problemas ambientales

       Se afirma que no hay vida que no produzca basura, y no lo dudamos. Sin
embargo, eso no significa que la vida obligatoriamente se reduzca a basura.
       Hasta hace poco no se ha tomado conciencia de la gravedad del problema.
Pero el exceso de basura puede acarrear desastres ecológicos y dañar
notablemente el equilibrio natural. Algunas zonas en las afueras de la capital se
han convertido ya en monstruosos basureros que contaminan el agua y el aire y
ponen en peligro la vida de sus habitantes.
       De acuerdo con los datos oficiales, el setenta por ciento de la basura no se
recicla, lo que puede tener consecuencias horribles. Si la situación sigue igual,
dentro de tres años se duplicará el volumen de basura sin reciclar, lo que
provocará una verdadera invasión de parásitos y aumentará el riesgo de
enfermedades como la malaria. En las ciudades, la basura siempre ha supuesto
un problema, debido a la alta densidad de población que la genera y a su
frecuente vertido en las calles. Con el crecimiento de la ciudad ha crecido
también la necesidad de un buen sistema de recogida y tratamiento de basuras,
aunque los gastos repercutan directamente en los ciudadanos. Y es que no nos
damos cuenta de que el ruido nocturno de los camiones que recogen la basura se
ha hecho parte de nuestra realidad. Ni tampoco notamos que, por falta de
contenedores, la gente tiende a tirar desperdicios al suelo. Poco a poco calles
sucias y avenidas que apestan a gasolina han pasado a formar parte de nuestra
imagen de cualquier capital moderna. Al mismo tiempo, si aumentamos el
número de contenedores de basura, empeorará visiblemente el aspecto de la
ciudad. ¿Solución? Diseñarlos de manera que encajen con el entorno, evitando
formas grotescas y colores demasiado chillones.
       Por otra parte, algunos países han calculado que la construcción de varios
centros de reutilización de basura reduciría significativamente tanto los gastos
de recogida como los de eliminación de la misma. Lo que frena ese proyecto es
que las grandes empresas están más interesadas en deshacerse de la basura que
en reciclarla. Y, aun cuando esos centros existen, los ciudadanos se resisten a
colaborar. A pesar de la propaganda ecológica, a muchos les resulta pesado
aprender a separar el papel del vidrio... Por lo visto, en una sociedad preocupada
por el creciente desempleo y lo cara que está la vivienda, no se considera
oportuno tratar seriamente el tema. Mientras tanto, la basura sigue invadiendo
las calles (El País, abril de 2001).

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