Живопись Испании. Гойя. Корнева В.В. - 20 стр.

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lo que era, un adelantado o un visionario del futuro, un Julio Verne de la
pintura que inventa incluso el ala delta (las brujas transportan a la
duquesa de Alba - inspiración máxima siempre del pintor - con los brazos
abiertos como si fuera un aparato volador de los que ahora se ven por las
playas de moda). Goya se encontró tan feliz haciendo grabados que
repitió:Los desastres de la guerra y Los toros de Burdeos son claros
ejemplos. A la vista de ellos, el gran Malraux escribía: "Describe su
genialidad el día en que se atreve a dejar de complacer."
El Goya de la vida y de la muerte. Quizá la guerra con Francia, la
invasión, todos los desafueros cometidos por los franceses a los que
contestaban los españoles, hace que Víctor Hugo cuente algo así:
"Cuando un francés caía en manos de una de estas bandas, le cortaban
en dos o bien lo asaban vivo. Los franceses, por su parte, no eran menos
feroces."
Toda esa revolución humana de un tiempo asaeteado por distintas
motivaciones sin duda influyó en el espíritu ilustrado de Goya, en su
sensibilidad. Su concepto pictórico se iba transformando, estaban muy
lejos de aquellos tonos rosas y azules, aquellas puras transparencias que
parecían inspiradas en los cuentos para niños, en el país de nunca jamás.
Toda España estaba inmersa en las asechanzas políticas; casi todo el
pueblo estaba contra el francés y demostraba su posición en guerrillas
continuadas, los políticos: unos contra el rey José, los nacionalistas, y
otros a su favor.
Goya, el genio trabajador pintaba a impulsos y hace La mujer en el
balcón, Las viejas, La forja, El lazarillo de Tormes, Las jóvenes a la
carta; acaso un revulsivo contra todo lo que estaba ocurriendo. No en
balde, pocos años atrás se habían producido los fusilamientos, algo que
hizo explotar su corazón. Nunca se sabe cómo va a reaccionar un pintor.
Pero si tuviéramos una secuencia continuada, con todo lo que fue la
pintura del maestro aragonés año tras año, se podría observar cómo,
además de un pintor genial, fue un notario de colores, un periodista
adelantado que dio fe a través de su obra, día a día y hora a hora.
Ultimos días en Francia. Nunca ha estado claro si Goya se enfrancesó, si
se desesperó porque la revolución europea atacó su sensibilidad. Un
artista como él pensaba cada año de forma distinta. De cualquier manera,
en mayo de 1824, ante la incertidumbre de que lo arresten, pide permiso
para tomar las aguas en Plombieres, pero se va a Burdeos, donde hay
amigos afrancesados.
Moratín, su incondicional, lo describe en ese momento como
"sordo, viejo, débil, impotente, sin saber una palabra de francés, pero tan
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lo que era, un adelantado o un visionario del futuro, un Julio Verne de la
pintura que inventa incluso el ala delta (las brujas transportan a la
duquesa de Alba - inspiración máxima siempre del pintor - con los brazos
abiertos como si fuera un aparato volador de los que ahora se ven por las
playas de moda). Goya se encontró tan feliz haciendo grabados que
repitió:Los desastres de la guerra y Los toros de Burdeos son claros
ejemplos. A la vista de ellos, el gran Malraux escribía: "Describe su
genialidad el día en que se atreve a dejar de complacer."

El Goya de la vida y de la muerte. Quizá la guerra con Francia, la
invasión, todos los desafueros cometidos por los franceses a los que
contestaban los españoles, hace que Víctor Hugo cuente algo así:
"Cuando un francés caía en manos de una de estas bandas, le cortaban
en dos o bien lo asaban vivo. Los franceses, por su parte, no eran menos
feroces."
       Toda esa revolución humana de un tiempo asaeteado por distintas
motivaciones sin duda influyó en el espíritu ilustrado de Goya, en su
sensibilidad. Su concepto pictórico se iba transformando, estaban muy
lejos de aquellos tonos rosas y azules, aquellas puras transparencias que
parecían inspiradas en los cuentos para niños, en el país de nunca jamás.
Toda España estaba inmersa en las asechanzas políticas; casi todo el
pueblo estaba contra el francés y demostraba su posición en guerrillas
continuadas, los políticos: unos contra el rey José, los nacionalistas, y
otros a su favor.
       Goya, el genio trabajador pintaba a impulsos y hace La mujer en el
balcón, Las viejas, La forja, El lazarillo de Tormes, Las jóvenes a la
carta; acaso un revulsivo contra todo lo que estaba ocurriendo. No en
balde, pocos años atrás se habían producido los fusilamientos, algo que
hizo explotar su corazón. Nunca se sabe cómo va a reaccionar un pintor.
       Pero si tuviéramos una secuencia continuada, con todo lo que fue la
pintura del maestro aragonés año tras año, se podría observar cómo,
además de un pintor genial, fue un notario de colores, un periodista
adelantado que dio fe a través de su obra, día a día y hora a hora.

Ultimos días en Francia. Nunca ha estado claro si Goya se enfrancesó, si
se desesperó porque la revolución europea atacó su sensibilidad. Un
artista como él pensaba cada año de forma distinta. De cualquier manera,
en mayo de 1824, ante la incertidumbre de que lo arresten, pide permiso
para tomar las aguas en Plombieres, pero se va a Burdeos, donde hay
amigos afrancesados.
       Moratín, su incondicional, lo describe en ese momento como
"sordo, viejo, débil, impotente, sin saber una palabra de francés, pero tan