Leamos en Espanol. Крючкова В.В. - 33 стр.

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¡Es petróleo! — gritó.
¿Petróleo? preguntaron los ninos.
¡Has encontrado petróleo! ¡Virgen Santísima! dijo la suegra .
Tenemos que avisar al Ayuntamiento.
¿Estás loca? dijo él . Lo que voy a hacer es comprar esta parcela
enseguida. ¿No sabes Ios millones que puedo ganar con todo esto? ¡Es
increíble! ¡Mira cuánto petróleo sale! Tenemos que regresar inmediatamente.
Se había formado ya un enorme charco y el espeso líquido seguía brotando
con fuerza. En unos instantes lograron recoger todas las cosas y salieron con el
coche a toda prisa.
Por la noche, a Roberto le costó dormir. Hizo y deshizo infinidad de planes. Por
suerte tenía unos pequeños ahorros y, además, podria hipotecar la casa, porque
necesitaría, como mínimo, unos cincuenta millones para comprar el terreno.
No nos podemos fiar de nadie dijo Sofía con desconfianza . Todo
el mundo te querrá estafar.
Al día siguiente por la mañana Roberto salió temprano de casa. Entró en
una cafetería a desayunar mientras esperaba a que abrieran el banco. Pidió un
café y leyó el diario. Mientras el camarero le preparaba el café, Robeno se
fijó en una noticia de la portada. «Importante atentado terrorista...», leyó, y
dijo al camarero:
No se cuándo se acabará esto del terrorismo. Si yo fuera ministro...
Ya tiene razón, ya dijo el camarero, sin darse la vuelta. Estaba de
espaldas, haciendo cafés . Además no sé por que tenían que reventar el
oleoducto que transportaba el petróleo a la refinería. Y eso que pasaba bajo
tierra para que nadie pudiera verlo. Dicen que ayer por la tarde salieron
más de veinte mil litros de petróleo y se formó un charco enorme? Se
imagina? El río donde yo siempre pesco está a diez minutos de allí. Ahora ya
no podré ir a pescar truchas en ese río, porque el agua está contaminada.
¡Es una porquería!
    — ¡Es petróleo! — gritó.
    — ¿Petróleo? — preguntaron los ninos.
    — ¡Has encontrado petróleo! ¡Virgen Santísima! — dijo la suegra —.
Tenemos que avisar al Ayuntamiento.
    — ¿Estás loca? — dijo él —. Lo que voy a hacer es comprar esta parcela
enseguida. ¿No sabes Ios millones que puedo ganar con todo esto? ¡Es
increíble! ¡Mira cuánto petróleo sale! Tenemos que regresar inmediatamente.
    Se había formado ya un enorme charco y el espeso líquido seguía brotando
con fuerza. En unos instantes lograron recoger todas las cosas y salieron con el
coche a toda prisa.
    Por la noche, a Roberto le costó dormir. Hizo y deshizo infinidad de planes. Por
suerte tenía unos pequeños ahorros y, además, podria hipotecar la casa, porque
necesitaría, como mínimo, unos cincuenta millones para comprar el terreno.
    — No nos podemos fiar de nadie — dijo Sofía con desconfianza —. Todo
el mundo te querrá estafar.
    Al día siguiente por la mañana Roberto salió temprano de casa. Entró en
una cafetería a desayunar mientras esperaba a que abrieran el banco. Pidió un
café y leyó el diario. Mientras el camarero le preparaba el café, Robeno se
fijó en una noticia de la portada. «Importante atentado terrorista...», leyó, y
dijo al camarero:
    — No se cuándo se acabará esto del terrorismo. Si yo fuera ministro...
    — Ya tiene razón, ya — dijo el camarero, sin darse la vuelta. Estaba de
espaldas, haciendo cafés —. Además no sé por que tenían que reventar el
oleoducto que transportaba el petróleo a la refinería. Y eso que pasaba bajo
tierra para que nadie pudiera verlo. Dicen que ayer por la tarde salieron
más de veinte mil litros de petróleo y se formó          un charco enorme? Se
imagina? El río donde yo siempre pesco está a diez minutos de allí. Ahora ya
no podré ir a pescar truchas en ese río, porque el agua está contaminada.
¡Es una porquería!
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