Учебное пособие по аналитическому чтению на испанском языке. Бессарабова Г.А. - 20 стр.

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captarlo el lector. El uso del presente y de adverbios de tiempo y de
lugar ahora, aquí ofrecen la impresión de algo que el narrador está
viviendo en esos momentos. No habla, por otra parte, de una manera
fría y desapasionada; todo lo contrario: el léxico del texto está plagado
de términos como impaciencia, fe, esperar, sentir, sacrificar,
querer,etc. Todo ello permite ver el amor a su trabajo, el temor a no
acabarlo, la voluntad de esfurzo y de superació n de los obstá culos. Tal
manifestació n emotiva no puede tener otra procedencia que el poso
anímico de las propias vivencias.
2. La estructura de este fragmento responde a una manifestació n de lo
que se ha dado en llamar estilo indirecto libre, consistente en la
reproducción de palabras de un hablante en medio de la narració n, sin
marca alguna que determine el paso al estilo directo.
En este caso concreto, nos enconramos con que si que actúa como
elemento introductor y responde a lo que Spitzer llama que narrativo.
El si que lo acompaña podría aportar, en principio, un matiz dubitativo,
pero la expresión está totalmente gramaticalizada. En realidad, depende
de un verbo dicendi, cuya omisión proporciona una mayor vivacidad. No
en vano se trata de un recurso que pertenece a los há bitos de la narració n
popular. Por tanto, si hubiera que caracterizarlo desde el punto de vista
sintá ctico, diríamos que los períodos encabezados por que si actúan como
objeto directo de ese verbo elidido, cuyo sujeto no está determinado: es
algo parecido al dicen que... anó nimo y generalizado.
La forma reiterativa es también típica de esta manera de contar las
cosas, y tiene como finalidad ofrecer una impresión viva de un barrullo de
opiniones. Mediante los puntos suspensivos pretende, precisamente, dejar
la expresión abierta, como algo que no concluye ahí, puesto que la lista de
cosas que podría añadir sería interminable, pero deja al lector la
posibilidad de imaginarlas.
3. En efecto, la base verbal del texto es el presente de indicativo,
tiempo al que corresponde la inmensa mayoría de las formas que
aparecen. Algunas de ellas poseen el señalado valor de actualidad, de
coincidencia con el momento de la acción, como muestran los
adverbios y demostrativos incluidos en el predicado: se encuentra
varado en estas playas. Ahora está en la Amé rica Central. Aquí está.
Pero la mayor parte responde a esa posibilidad que tiene el presente de
extenderse en el tiempo sin límites, dado su cará cter imperfectivo, y
así predomina el presente general, en sus modalidades habitual y
descriptiva: son, se hace, cree, espera, se habla, deja, enfardela, mete,
se va, sabe, es, piensa, tiene, siente, quire, se reaviva.
Los principales valores del presente de indicativo son, sin entrar en todos los
matices posibles, los siguientes:
- Presente actual. Coincidencia con el momento en que se habla: Aquí
estoy.
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         captarlo el lector. El uso del presente y de adverbios de tiempo y de
         lugar – ahora, aquí – ofrecen la impresión de algo que el narrador está
         viviendo en esos momentos. No habla, por otra parte, de una manera
         fría y desapasionada; todo lo contrario: el léxico del texto está plagado
         de términos como impaciencia, fe, esperar, sentir, sacrificar,
         querer,etc. Todo ello permite ver el amor a su trabajo, el temor a no
         acabarlo, la voluntad de esfurzo y de superación de los obstáculos. Tal
         manifestación emotiva no puede tener otra procedencia que el poso
         anímico de las propias vivencias.
      2. La estructura de este fragmento responde a una manifestación de lo
         que se ha dado en llamar estilo indirecto libre, consistente en la
         reproducción de palabras de un hablante en medio de la narración, sin
         marca alguna que determine el paso al estilo directo.
      En este caso concreto, nos enconramos con que si que actúa como
      elemento introductor y responde a lo que Spitzer llama “que narrativo”.
      El si que lo acompaña podría aportar, en principio, un matiz dubitativo,
      pero la expresión está totalmente gramaticalizada. En realidad, depende
      de un verbo dicendi, cuya omisión proporciona una mayor vivacidad. No
      en vano se trata de un recurso que pertenece a los hábitos de la narración
      popular. Por tanto, si hubiera que caracterizarlo desde el punto de vista
      sintáctico, diríamos que los períodos encabezados por que si actúan como
      objeto directo de ese verbo elidido, cuyo sujeto no está determinado: es
      algo parecido al dicen que... anónimo y generalizado.
          La forma reiterativa es también típica de esta manera de contar las
      cosas, y tiene como finalidad ofrecer una impresión viva de un barrullo de
      opiniones. Mediante los puntos suspensivos pretende, precisamente, dejar
      la expresión abierta, como algo que no concluye ahí, puesto que la lista de
      cosas que podría añadir sería interminable, pero deja al lector la
      posibilidad de imaginarlas.
      3. – En efecto, la base verbal del texto es el presente de indicativo,
         tiempo al que corresponde la inmensa mayoría de las formas que
         aparecen. Algunas de ellas poseen el señalado valor de actualidad, de
         coincidencia con el momento de la acción, como muestran los

         adverbios y demostrativos incluidos en el predicado: se encuentra
         varado en estas playas. Ahora está en la América Central. Aquí está.
         Pero la mayor parte responde a esa posibilidad que tiene el presente de
         extenderse en el tiempo sin límites, dado su carácter imperfectivo, y
         así predomina el presente general, en sus modalidades habitual y
         descriptiva: son, se hace, cree, espera, se habla, deja, enfardela, mete,
         se va, sabe, es, piensa, tiene, siente, quire, se reaviva.
  Los principales valores del presente de indicativo son, sin entrar en todos los
matices posibles, los siguientes:
  - Presente actual. Coincidencia con el momento en que se habla: Aquí
     estoy.