Lengua espanola. Materiales didacticos: "Algunas dudas, algunas soluciones". I parte. Gonzalez H.L - 36 стр.

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“DESDE LA ORILLA IZQUIERDA”
Hoy no toca llorar;
pongo el alma a secar al sol de unos recuerdos;
la frente enloquecida contra el cristal derrama su torpeza,
con viento entre las cañas, lenta de patos, ya la tarde avanza,
góndolas diminutas para inmensos canales entre soberbios puentes,
nostalgia de agua verde, barcos blancos
añorando la mar, nunca entrevista
y en la orilla derecha viejo escudo
rasgado a dentelladas por lascivas y turbias moderneces.
¿Qué vale lo pequeño en esta hora?
¿Dónde amparar las huellas y nostalgias de los que antaño fueron?
¿Cómo recuperar los pasos extraviados por novedosas calles,
si falta el Lazarillo que guió mi ceguera?
¡Cuánto pesa un vacío!
Inacabable el río se recuesta, en perezosa orilla,
apenas elevada sobre la mata espesa de abedules con sabor a misterio.
Bromas al mar de inocentes encuentros apenas comprensibles.
Nuevo horizonte perfilado de cúpulas,
que el desarraigo llama a las mentes del pueblo;
es el ayer exigiendo su cupo y su puesto perdido en estéril batalla.
El destino se impone, no suplica.
VORONEZH. Verano de 2006.
(Para la familia Abakumov, Sergio, Olga y Svieta –
recuerdo ya imborrable, desde cuyo balcón me asomo en
estos atropellados versos.
              “DESDE LA ORILLA IZQUIERDA”




                  VORONEZH. Verano de 2006.
                  (Para la familia Abakumov, Sergio, Olga y Svieta –
                  recuerdo ya imborrable, desde cuyo balcón me asomo en
                  estos atropellados versos.



Hoy no toca llorar;
pongo el alma a secar al sol de unos recuerdos;
la frente enloquecida contra el cristal derrama su torpeza,
con viento entre las cañas, lenta de patos, ya la tarde avanza,
góndolas diminutas para inmensos canales entre soberbios puentes,
nostalgia de agua verde, barcos blancos
añorando la mar, nunca entrevista
y en la orilla derecha viejo escudo
rasgado a dentelladas por lascivas y turbias moderneces.
¿Qué vale lo pequeño en esta hora?
¿Dónde amparar las huellas y nostalgias de los que antaño fueron?
¿Cómo recuperar los pasos extraviados por novedosas calles,
si falta el Lazarillo que guió mi ceguera?
¡Cuánto pesa un vacío!
Inacabable el río se recuesta, en perezosa orilla,
apenas elevada sobre la mata espesa de abedules con sabor a misterio.
Bromas al mar de inocentes encuentros apenas comprensibles.
Nuevo horizonte perfilado de cúpulas,
que el desarraigo llama a las mentes del pueblo;
es el ayer exigiendo su cupo y su puesto perdido en estéril batalla.
El destino se impone, no suplica.

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