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En ambos casos ejercen funció n de determinante, es decir, sirven de
actualizadores de un sustantivo, no de sustitutos.
Semá nticamente, dicha actualizació n conlleva en los demostrativos una
referencia situacional, en el espacio o en el tiempo; este, ese, aquel suponen
una gradación de alejamiento.
En nuestros dos ejemplos tenemos la forma este, la que indica una mayor
cercanía, por referirse a nombres que acaban de aparecer en el texto. De actuar
como pronombres, el valor sería anafó rico, si bien algo de ello conservan en la
forma la concatenación que adopta todo el sintagma:
una idea → esta idea
Los indefinidos son mas numerosos:
- Un entendimiento
- todos sus lados
- todas sus relaciones
- cada palabra
- una idea
- un camino llano.
Todos ellos funcionan también como determinantes.
Los indefinidos se incluyen en el grupo de los cuantificadores, junto a los
numerales, pero se diferencian en que estos últimos aportan una
cuantificación exacta, precisa, mientras que los indefinidos son totalmente
imprecisos. Así, no sabemos cuá l es el número concreto cuando nos dice
todos sus lados o todas sus relaciones.
No todos los indefinidos funcionan igual. Mientras todo puede aparecer
también como pronombre, al igual que uno, cada só lo puede ser
determinante, con cierto sentido distributivo y, ademá s, no admite
variaciones de género y número.
Un y una hace tiempo que dejaron de ser considerados artículos, ya que lo
que prima en ellos es su cará cter de indefinición; la simple referencia a un
objeto no determinado.
En el caso de una idea podría plantearse la duda sobre su cará cter indefinido
o numeral.
Texto 4.
No puede ver el mar la solitaria y melancó lica Castilla. Está muy lejos el
mar de estas campiñas llanas, rasas, y yermas, polvorientas; de estos
barrancales pedregosos; de estos terrazos rojizos, en los que los aluviones
torrenciales han abierto hondas mellas; de estas quiebras aceradas y
abruptas de las montañas; de estos mansos alcores y terrenos, desde donde
se divisa un caminito que va en zigzag hasta un riachuelo. Las auras
marinas no llegan hasta estos poblados pardos, de casuchas deleznables,
que tienen un bosquecillo de chopos junto al ejido. Desde la ventanita de
este sobrado, en lo alto de la casa, no se ve la extensió n azul y vigorosa: se
columbra allá en la colina una ermita con los cipreses rígidos, negros, a los
26 En ambos casos ejercen función de determinante, es decir, sirven de actualizadores de un sustantivo, no de sustitutos. Semánticamente, dicha actualización conlleva en los demostrativos una referencia situacional, en el espacio o en el tiempo; este, ese, aquel suponen una gradación de alejamiento. En nuestros dos ejemplos tenemos la forma este, la que indica una mayor cercanía, por referirse a nombres que acaban de aparecer en el texto. De actuar como pronombres, el valor sería anafórico, si bien algo de ello conservan en la forma la concatenación que adopta todo el sintagma: una idea → esta idea Los indefinidos son mas numerosos: - Un entendimiento - todos sus lados - todas sus relaciones - cada palabra - una idea - un camino llano. Todos ellos funcionan también como determinantes. Los indefinidos se incluyen en el grupo de los cuantificadores, junto a los numerales, pero se diferencian en que estos últimos aportan una cuantificación exacta, precisa, mientras que los indefinidos son totalmente imprecisos. Así, no sabemos cuál es el número concreto cuando nos dice todos sus lados o todas sus relaciones. No todos los indefinidos funcionan igual. Mientras todo puede aparecer también como pronombre, al igual que uno, cada sólo puede ser determinante, con cierto sentido distributivo y, además, no admite variaciones de género y número. Un y una hace tiempo que dejaron de ser considerados artículos, ya que lo que prima en ellos es su carácter de indefinición; la simple referencia a un objeto no determinado. En el caso de una idea podría plantearse la duda sobre su carácter indefinido o numeral. Texto 4. No puede ver el mar la solitaria y melancólica Castilla. Está muy lejos el mar de estas campiñas llanas, rasas, y yermas, polvorientas; de estos barrancales pedregosos; de estos terrazos rojizos, en los que los aluviones torrenciales han abierto hondas mellas; de estas quiebras aceradas y abruptas de las montañas; de estos mansos alcores y terrenos, desde donde se divisa un caminito que va en zigzag hasta un riachuelo. Las auras marinas no llegan hasta estos poblados pardos, de casuchas deleznables, que tienen un bosquecillo de chopos junto al ejido. Desde la ventanita de este sobrado, en lo alto de la casa, no se ve la extensión azul y vigorosa: se columbra allá en la colina una ermita con los cipreses rígidos, negros, a los
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