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1.2. Lejanía del mar
2. Las gentes castellanas.
2.1. Hombres y mujeres caracterizados por los rasgos físicos y sus
costumbres.
2.2. Diferencia entre ellos y las gentes del mar.
ESTUDIO DE LOS RECURSOS UTILIZADOS POR EL AUTOR
Se complace, el autor, en relatarnos, con minuciosa sensibilidad, el paisaje
castellano. Prueba de ello son los numerosos adjetivos calificativos que
acompañan al sustantivo en un afá n de presentarnos la realidad con todos los
detalles posibles.
Está muy lejos el mar de estas campiñas llanas, rasas, yermas,
polvorientas; de estos barrancales pedregosos; de estos terrazos rojizos, en que
los aluviones torrenciales han abierto hondas mellas; de estas quiebras
aceradas y abruptas de las montañas;
...no se ve la extensió n azul y vigorosa
A esta olmeda que se abre a la salida de la vieja ciudad, no llega
el rumor rítmico y ronco del oleaje: llega... en la paz azul del mediodía, el
cacareo metálico, largo, de un gallo, el golpear sobre un yunque de una
herrería.
La misma complacencia se encuentra en la descripció n de los hombres y las
mujeres castellanos.
Los adjetivos, generalmente pospuestos, se anteponen, en ocasiones, para
expresar la visión personal y subjetiva del autor: ...la solitaria y melancó lica
Castilla.
Ante la precisión que aporta un adjetivo pospuesto: terrazos rojizos,
aluviones torrenciales, etc, aparece el matiz subjetivo que aporta la
anteposició n adjetival: Castilla solo ante la mirada del autor, amante del mar,
posee soledad y melancolía; igualmente es, para él, vieja:
No puede ver el mar la vieja Castilla...
La afijació n aumenta el matiz subjetivo al marcar la afectividad del autor, en
determinadas ocasiones, o intensificar el cará cter despectivo, en otras.
Los diminuttivos, por ejemplo, tienen un valor emocional altamente
afectivo: caminito, viejecita.
Por el contrario el sufijo – ucha, en casuchas, reitera la inconsistencia que
expresa el adjetivo que le sigue, con un matiz despectivo.
En la construcción de oraciones, el paralelismo intensifica el concepto
fundamental y la trabazon del fragmento:
Esta muy lejos el mar de estas campinas...; de estos terrazos...;
de estas quiebras...; de estos mansos alcores y terrenos.
La lejanía del mar se hace cada vez palpable, a medida que el autor nos
presenta un nuevo elemento del paisaje castellano.
La trabazó n del fragmento se intensifica merced a la ausencia de la
conjunció n y: el asíndeton es casi constante, veamos un ejemplo:
28 1.2. Lejanía del mar 2. Las gentes castellanas. 2.1. Hombres y mujeres caracterizados por los rasgos físicos y sus costumbres. 2.2. Diferencia entre ellos y las gentes del mar. ESTUDIO DE LOS RECURSOS UTILIZADOS POR EL AUTOR Se complace, el autor, en relatarnos, con minuciosa sensibilidad, el paisaje castellano. Prueba de ello son los numerosos adjetivos calificativos que acompañan al sustantivo en un afán de presentarnos la realidad con todos los detalles posibles. Está muy lejos el mar de estas campiñas llanas, rasas, yermas, polvorientas; de estos barrancales pedregosos; de estos terrazos rojizos, en que los aluviones torrenciales han abierto hondas mellas; de estas quiebras aceradas y abruptas de las montañas; ...no se ve la extensión azul y vigorosa A esta olmeda que se abre a la salida de la vieja ciudad, no llega el rumor rítmico y ronco del oleaje: llega... en la paz azul del mediodía, el cacareo metálico, largo, de un gallo, el golpear sobre un yunque de una herrería. La misma complacencia se encuentra en la descripción de los hombres y las mujeres castellanos. Los adjetivos, generalmente pospuestos, se anteponen, en ocasiones, para expresar la visión personal y subjetiva del autor: ...la solitaria y melancólica Castilla. Ante la precisión que aporta un adjetivo pospuesto: terrazos rojizos, aluviones torrenciales, etc, aparece el matiz subjetivo que aporta la anteposición adjetival: Castilla solo ante la mirada del autor, amante del mar, posee soledad y melancolía; igualmente es, para él, vieja: No puede ver el mar la vieja Castilla... La afijación aumenta el matiz subjetivo al marcar la afectividad del autor, en determinadas ocasiones, o intensificar el carácter despectivo, en otras. Los diminuttivos, por ejemplo, tienen un valor emocional altamente afectivo: caminito, viejecita. Por el contrario el sufijo –ucha, en casuchas, reitera la inconsistencia que expresa el adjetivo que le sigue, con un matiz despectivo. En la construcción de oraciones, el paralelismo intensifica el concepto fundamental y la trabazon del fragmento: Esta muy lejos el mar de estas campinas...; de estos terrazos...; de estas quiebras...; de estos mansos alcores y terrenos. La lejanía del mar se hace cada vez palpable, a medida que el autor nos presenta un nuevo elemento del paisaje castellano. La trabazón del fragmento se intensifica merced a la ausencia de la conjunción y: el asíndeton es casi constante, veamos un ejemplo:
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